Un accidente de tráfico puede ser una de las experiencias más traumáticas que puede sufrir cualquier conductor cuando circula por calles, carreteras, autovías y autopistas. La gravedad de los siniestros puede tener distintas consecuencias, ya que pueden producir simples daños materiales, pero también lesiones graves que pueden afectar gravemente la salud de los ocupantes de los vehículos. En los peores casos, estos accidentes pueden incluso derivar en fallecimientos.
Cuando una persona resulta lesionada en un accidente de tráfico, puede requerir asistencia sanitaria y un periodo de recuperación que puede variar dependiendo de la gravedad de cada caso. En los escenarios más leves, la recuperación podría durar unos pocos días, mientras que, en los casos más severos, este periodo podría extenderse a lo largo de meses o incluso varios años o incluso dejar secuelas permanentes de por vida.
Durante este tiempo, la persona afectada podría no estar en condiciones de acudir a su lugar de trabajo y desempeñar sus funciones laborales de forma habitual. No es de extrañar que esto se pueda traducir en unas determinadas pérdidas económicas. Por este motivo, la legislación actual permite que las víctimas puedan reclamar una indemnización por pérdida de ingresos. ¡Si quieres obtener más información al respecto, te recomendamos seguir leyendo este artículo!
¿Qué es una indemnización por pérdida de ingresos?
Cuando una persona sufre un accidente de tráfico sin ser culpable, se puede encontrar indefensa y en una situación delicada en la que ve que sus ingresos van disminuyendo o que va perdiendo clientes y encargos, lo que se traduce en la pérdida de ciertas ganancias económicas. Esto, por supuesto, siempre suele tener un impacto negativo en el patrimonio de la persona afectada.
Por este motivo, como hemos comentado más arriba, la legislación permite que las víctimas puedan reclamar a la compañía de seguros del conductor responsable una compensación económica. Esta indemnización busca paliar la disminución de ingresos de la persona afectada, con independencia de que ésta trabaje por cuenta ajena o como profesional autónomo.
Ahora bien, cuando hablamos de una indemnización por pérdida de ingresos, debemos diferenciar dos conceptos fundamentales: el lucro cesante y el daño emergente. En RC Plus Abogados encontrarás los mejores abogados especializados en accidentes de tráfico, por lo que podemos asesorarte sobre si tu reclamación es viable y cuáles son los documentos que necesitas para poder justificar las pérdidas económicas derivadas de esta desafortunada situación.
¿Qué es el lucro cesante?

Cuando hablamos del lucro cesante nos estamos refiriendo a las pérdidas económicas potenciales que las víctimas han sufrido como consecuencia del accidente de tráfico. Dicho con otras palabras, podemos afirmar que aquí se trata de tener en cuenta todo lo que la persona afectada podría haber ganado de no haber sufrido el siniestro.
Para calcular la cuantía del lucro cesante, es necesario tener en cuenta los ingresos laborales que la persona ha dejado de percibir desde el momento del accidente. Por ejemplo, si un repartidor por cuenta ajena o autónomo no puede trabajar porque su furgoneta se encuentra en el taller de reparaciones debido a que ha sufrido un siniestro, se debe calcular el dinero que habría obtenido en condiciones normales y lo que realmente ha ingresado como consecuencia de no poder desempeñar su actividad laboral de la manera habitual.
En este tipo de casos, una reclamación de la indemnización por pérdida de ingresos se debe fundamentar en el hecho de aportar la documentación necesaria para poder acreditar que realmente existe una disminución de los ingresos demostrable. Por este motivo, debemos incluir nóminas, facturas o declaraciones de impuestos, entre otras.
¿Qué es el daño emergente en una indemnización por pérdida de ingresos?
Por su parte, podemos decir que cuando hablamos del daño emergente nos referimos a la pérdida económica real sufrida como consecuencia directa de un accidente con indemnización por pérdida de ingresos. Para calcular este tipo de perjuicio, debemos considerar todos los gastos añadidos que, como víctima, has tenido que abonar como consecuencia del accidente, con el objetivo obtener una indemnización que sirva para cubrir por completo por los perjuicios sufridos o que, al menos, sirva para aliviar estos gastos.
Dentro del daño emergente podemos mencionar los desperfectos materiales en bienes personales, como gafas, teléfonos móviles, relojes, ordenadores portátiles o enseres de equipaje de valor que estábamos transportando en el vehículo en el momento del accidente. Del mismo modo, también se deben incluir los gastos médicos derivados de consultas privadas, rehabilitación, tratamientos farmacológicos y la realización de pruebas médicas. Además, también debemos incluir los costes de transporte necesarios para realizar desplazamientos a los centros de salud, hospitales, clínicas o sesiones de fisioterapia, así como el alquiler o la adquisición de elementos ortopédicos, como sillas de ruedas o prótesis.
En los casos más graves, también podemos decir que se deben incluir los gastos derivados de entierros o funerales en el caso de que haya fallecidos. Para que la reclamación tenga éxito, es imprescindible que aportes documentación que sirva como prueba para demostrar que, efectivamente, existe una relación directa entre el accidente y los gastos sufridos, como, por ejemplo, facturas y recibos.
¿Cómo demostrar la pérdida de ingresos por accidente?

Si te preguntas cómo puedes demostrar la pérdida de ingresos por accidente, como acabamos de comentar, resulta esencial contar con pruebas que ayuden a acreditar de manera sólida que existen perjuicios económicos derivados del accidente.
El atestado policial es el documento más importante
En primer lugar, contar con el atestado policial resulta un factor fundamental, ya que es una especie de informe que sirve como prueba para mostrar cómo ha ocurrido el siniestro y en el que se detalla de forma pormenorizada los daños materiales y personales, como las lesiones visibles o las que se sospechan debido a las circunstancias del siniestro.
El informe médico resulta fundamental
Junto al atestado policial, es imprescindible presentar un parte médico que certifique las lesiones sufridas y la necesidad de reposo o tratamiento. Debes tener en cuenta que hay lesiones que pueden tardar horas e incluso más de un día en hacerse notar, por lo que, una vez dispones del atestado policial, debes acudir a un centro sanitario antes de que transcurran 72 horas desde el siniestro. Si las lesiones son visibles o más graves, si te atienden los sanitarios in situ, emitirán un parte médico que se puede utilizar como prueba sólida.
Documentación para justificar pérdidas económicas
En cuanto a la documentación para justificar las pérdidas económicas que debes aportar, es necesario tener en cuenta que los trabajadores por cuenta ajena pueden aportar sus nóminas previas al accidente, certificados de empresa que reflejen los días de baja y el salario no percibido, mientras que los profesionales autónomos pueden presentar sus declaraciones de impuestos, las facturas emitidas, los contratos con clientes u otros documentos que sirvan para acreditar que existe una disminución de ingresos.
Además, si pides a tu jefe una carta donde se detalle el número de días de ausencia y el impacto económico, puede ayudar a reforzar tu relato. Finalmente, las facturas, recibos de gastos adicionales derivados del accidente, como tratamientos médicos, de rehabilitación o transporte, también pueden ser pruebas fundamentales que pueden ayudarte a justificar la compensación económica que te corresponde por derecho.
Ahora bien, para garantizar el éxito de la reclamación, es imprescindible que cuentes con la ayuda de un equipo legal con experiencia que se encargue de reunir las pruebas necesarias y presentar la reclamación de forma efectiva ante la compañía de seguros o ante el juez, en caso de ser necesario. En este sentido, contar con el asesoramiento de un abogado especializado en indemnizaciones por accidentes de tráfico puede marcar la diferencia en última instancia.