Los accidentes de tráfico se encuentran entre las situaciones más desagradables a las que puede enfrentarse una persona, ya sea como conductora de un vehículo o incluso paseando como simples peatones. En un solo instante, la normalidad del día a día puede verse interrumpida por un siniestro que no sólo puede desencadenar daños materiales, sino también personales y, en consecuencia, perjuicios económicos considerables.
Desde contusiones leves hasta lesiones graves como fracturas, daños en los órganos internos que pueden provocar incluso la muerte, los daños personales derivados de un accidente de circulación pueden afectar profundamente la vida de una persona. A esto se suman las consecuencias materiales, que pueden ir desde simples abolladuras en un coche hasta la pérdida total del vehículo. Por otro lado, la imposibilidad de desempeñar la actividad laboral habitual puede suponer una fuente adicional de preocupación económica.
La importancia de contar con un seguro
Por este motivo, nuestra legislación ha establecido la obligatoriedad de contar con un seguro de accidentes de tráfico. Estos seguros, que ponen a nuestra disposición las entidades aseguradoras, tienen como objetivo principal amparar a los asegurados frente a las consecuencias derivadas de un accidente, dentro de los límites establecidos en la póliza. Así, se encargan de cubrir cuestiones tan relevantes como el fallecimiento o invalidez del conductor, los gastos sanitarios derivados de la atención médica necesaria, los procesos de rehabilitación y los daños materiales.
En este artículo te vamos a mostrar con detalles qué cubre el seguro obligatorio de coche, así como las diferencias entre el seguro básico de coche, el seguro de coche a terceros y el seguro a todo riesgo. También te orientamos sobre cómo reclamar en caso de siniestro, para que sepas cómo proteger tus derechos y actuar de forma adecuada en este tipo de situaciones.
¿Qué cubre un seguro de coche a terceros?

El seguro obligatorio de coche que cubre la responsabilidad civil del conductor es la forma más básica de aseguramiento contemplada en nuestro ordenamiento jurídico. Popularmente conocido como seguro de coche a terceros, esta modalidad responde a la obligación legal de garantizar que las personas afectadas por un accidente ajeno puedan ser indemnizadas adecuadamente.
Este seguro básico de coche, que cubre los daños causados a terceros, actúa principalmente en los casos en que el conductor asegurado es responsable del siniestro. En tal situación, la compañía aseguradora se hace cargo de los daños materiales causados al vehículo contrario, así como de los perjuicios personales sufridos por los ocupantes de ambos coches. Es importante recordar que, para la aseguradora, los pasajeros —incluidos los del vehículo responsable— también son considerados terceros.
Eso sí, para que esta cobertura tenga efecto, deben cumplirse determinadas condiciones, como disponer del permiso de conducción en vigor y no haber conducido bajo los efectos del alcohol o sustancias estupefacientes. En caso contrario, la aseguradora podría ejercer su derecho a reclamar al asegurado las cantidades abonadas.
Una de las principales limitaciones de este tipo de póliza es que no cubre los daños sufridos por el vehículo del responsable del accidente. Si tú eres quien ha causado el siniestro, tendrás que asumir personalmente el coste de las reparaciones de tu coche. No obstante, debemos recordar que algunas compañías ofrecen coberturas complementarias dentro del mismo seguro básico para ampliarlo, como una indemnización por fallecimiento o invalidez del conductor, asistencia médica de urgencia o incluso defensa jurídica.
¿Qué cubre un seguro a todo riesgo de coche?
Si te preguntas qué cubre un seguro a todo riesgo de coche, debes saber que se trata de la modalidad más completa y la que ofrece mayor tranquilidad. Su principal ventaja radica en que cubre tanto los daños causados a terceros como los daños propios del vehículo asegurado, incluso en aquellos casos en los que el conductor haya sido responsable del siniestro.
Este tipo de póliza suele incluir también coberturas adicionales de gran utilidad, como el robo del vehículo, los incendios, la rotura de lunas y la asistencia en carretera. Además, frente a actos vandálicos o fenómenos naturales (granizadas, inundaciones…), el coche también puede quedar protegido, siempre que estas situaciones queden contempladas en la póliza.
Una cuestión relevante en este ámbito es la existencia de la franquicia. Cuando contratamos un seguro a todo riesgo con franquicia, nos comprometemos a asumir una parte del coste de la reparación en caso de siniestro. En cambio, en un seguro a todo riesgo sin franquicia la compañía cubre la totalidad de los daños sin que tengamos que abonar ninguna cantidad. Además de la cobertura de los daños materiales, estos seguros también suelen incorporar los gastos frente a las lesiones físicas, así como indemnizaciones por invalidez o fallecimiento y ante los gastos médicos del conductor responsable.
¿Qué cubre un seguro obligatorio de coche en la práctica?

El seguro obligatorio de coche que cubre la responsabilidad civil es la base de cualquier póliza en España. Según el Real Decreto Legislativo 8/2004, de 29 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre responsabilidad civil y seguro en la circulación de vehículos a motor, todas las personas propietarias de vehículos están obligadas a contratar este seguro para poder circular legalmente. Es necesario tener en cuenta que, si circulamos sin contar con esta cobertura, además de estar cometiendo una ilegalidad, ponemos en riesgo el derecho de las víctimas a ser indemnizadas en caso de ocasionar un siniestro.
Este seguro básico de coche que, como hemos dicho más arriba, cubre los daños a terceros garantiza que, en caso de accidente, los perjudicados no queden desamparados. Sin embargo, como ya hemos indicado más arriba, no ampara los daños sufridos por el propio asegurado ni por su vehículo, a menos que contratemos opciones de coberturas adicionales.
Cómo reclamar tras un accidente de tráfico
Cuando ocurre un siniestro, lo primero es asegurarse de que todas las personas implicadas se encuentran bien y, en caso necesario, solicitar asistencia médica. A continuación, es fundamental recoger toda la información posible del accidente: tomar fotografías del lugar, anotar los datos de los conductores, de sus seguros y de los posibles testigos, así como rellenar un parte amistoso, siempre y cuando sea posible. En caso de que no ponernos de acuerdo con el otro conductor o que el accidente sea grave, intervendrán las autoridades de tráfico y elaborarán el atestado policial.
Por supuesto, debemos notificar el accidente a la aseguradora, para que esta pueda iniciar el procedimiento de evaluación y resolución del siniestro. En el caso de sufrir lesiones, es imprescindible contar con un informe médico que detalle el alcance de las mismas y, en su caso, conservar los justificantes de gastos médicos, de transporte o de rehabilitación, que serán necesarios para determinar la cuantía de la indemnización.
Además de ello, contar con el apoyo de los profesionales de un equipo de abogados especializados en casos de accidentes de tráfico, como RC Plus Abogados resulta indispensable para poder garantizar una indemnización justa para reclamar al seguro que tenga contratado el vehículo de la persona responsable del siniestro.
En definitiva, podemos decir que, además de contar con un abogado especializado en este ámbito conocer con precisión qué cubre el seguro obligatorio de coche, qué cubre un seguro de coche a terceros, o qué cubre un seguro a todo riesgo de coche también nos permite tomar decisiones mucho más acertadas y garantizar el cumplimiento de nuestros derechos.